jueves, junio 25, 2009

Con Estrella

Esa mañana el no sabía lo que le esperaba. Nervioso, perdido desde hace varios días caminaba, pero fue interceptado, cogido a la fuerza, amordazado e introducido a un vehículo.
Vaya manera de empezar el día, sentía que lo movian, y de pronto se encontró en un patio, un poco de agua y una soga al cuello.

Caía una fina garúa, había descansado muy poco y estaban llevándolo a otro lugar, esta vez, veía el camino, el aire soplaba frío, pero el agradecía poder disfrutar del viento.

Lo esperábamos, había tardado mucho, pero llegó con lo acordado, se retiró y lo dejó, no podía dejar de mirarlo, sus profundos ojos giraban en todas direcciones; nadie se animó a tocarlo, ponían todos los pretextos conocidos, así que sin esperar mas lo cargué suavemente, podía notar el latir de su corazón asustado, quería explicarle que todo terminaría rápido, que el dolor no llegaría, pero me sentía inútil para esa tarea, solo deseaba salir corriendo con el, e irnos lejos.

Por fin llegamos a la parada final, el se sentó y me movía la cola, pero no era por alegría, había una razón mucho más profunda, inexplicable.

Debía ser evaluado, y pasó muy a mi pesar la primera vista, el volvió a mirarme, me agaché y le dijé cerca a su oreja: lo siento, creo que lo entendió, pues miró el suelo, el horrible espectáculo que nos rodeaba no lo describiré, basta con decir, que había muchos como el que ya habián pasado por el trance.

Se acercaba con su caminar acostumbrado, el daría la última vista, pidió que lo colocaran correctamente sobre el piso para ver su tamaño; no pude evitar sostener mi respiración, el hizo lo mismo y sin saber ¿cómo? parecía de repente muy pequeño, no se hizo esperar su veredicto, confirmó lo que pensé, y de estar practicamente condenado, pasó a ser libre, el profesor dió media vuelta, y el regresó a su tamaño natural, no pude reprimir la risa, esta vez, su cola si se movía de alegría.

Entre toda la emoción, alguién levantó la mano y preguntó si podía llevárselo a casa, será nueva, pero te acostumbrarás pensé, mientras lo acariciaba.

Se fue como vino cargadito, está vez con un destino diferente, hay quienes sin saberlo poseen estrella.