Uff hace mucho que no escribo, y la verdad es que poner de excusa el tiempo no sirve de nada, solo puedo decir que hay momentos en los que suceden cosas tan maravillosas e inesperadas que tu mundo da un vuelco de 360º; pues el mío lo dió, un día caminas por la acera con lluvia en tu rostro, una mañana de viernes gris, luego de 20 minutos eres otra persona, la lluvia que mas que lluvia es garúa, puesto que en esta ciudad loca no llueve casi nunca, solo caen esas gotitas pesadas que muchas veces ensucian, pero bueno a lo que iba me desvio siempre, esas gotitas eran distintas, al caer sobre mi rostro brillaban, y yo caminaba sin ver bién por donde iba, y todo era diferente, incluso el endemoniado mototaxi con pegatinas que recitan: si tu hija llora es por este pechito, me parecían lejanas y no afectaban mi buen humor.
Caminé un poco más, señorita fotos para DNI, me atosigaban mostrándome rostros de desconocidos que tuvieron la desdicha de cruzarse con ellos, -oh no gracias- respondí. Un teléfono, y lo encontré: hola... si todo confirmado, si, si, no puedo creerlo yo tampoco!!!,nos vemos en casa bb.
Aún ahora mientras escribo, es difícil de creer, pero creo que es normal, a veces cuando deseas mucho algo y se cumple te cuesta pensar que es real, pero esto lo es, increiblemente real, y soy Feliz...
martes, diciembre 15, 2009
miércoles, septiembre 02, 2009
Albor
Te cubría una luz delicadamente naranja, y no podía dejar de mirarte
dormías, con ese rostro que todo tranquiliza
ligeramente encorvado, con la manta hasta los hombros
casi irreal,
pero te toque, y no despertaste
acaricié tu pelo, y tu sueño se volvió aún mas profundo
te susurré, y tu suspiro me elevó unos centímetros sobre la cama
es mágico mirarte.
dormías, con ese rostro que todo tranquiliza
ligeramente encorvado, con la manta hasta los hombros
casi irreal,
pero te toque, y no despertaste
acaricié tu pelo, y tu sueño se volvió aún mas profundo
te susurré, y tu suspiro me elevó unos centímetros sobre la cama
es mágico mirarte.
lunes, julio 20, 2009
jueves, junio 25, 2009
Con Estrella
Esa mañana el no sabía lo que le esperaba. Nervioso, perdido desde hace varios días caminaba, pero fue interceptado, cogido a la fuerza, amordazado e introducido a un vehículo.
Vaya manera de empezar el día, sentía que lo movian, y de pronto se encontró en un patio, un poco de agua y una soga al cuello.
Caía una fina garúa, había descansado muy poco y estaban llevándolo a otro lugar, esta vez, veía el camino, el aire soplaba frío, pero el agradecía poder disfrutar del viento.
Lo esperábamos, había tardado mucho, pero llegó con lo acordado, se retiró y lo dejó, no podía dejar de mirarlo, sus profundos ojos giraban en todas direcciones; nadie se animó a tocarlo, ponían todos los pretextos conocidos, así que sin esperar mas lo cargué suavemente, podía notar el latir de su corazón asustado, quería explicarle que todo terminaría rápido, que el dolor no llegaría, pero me sentía inútil para esa tarea, solo deseaba salir corriendo con el, e irnos lejos.
Por fin llegamos a la parada final, el se sentó y me movía la cola, pero no era por alegría, había una razón mucho más profunda, inexplicable.
Debía ser evaluado, y pasó muy a mi pesar la primera vista, el volvió a mirarme, me agaché y le dijé cerca a su oreja: lo siento, creo que lo entendió, pues miró el suelo, el horrible espectáculo que nos rodeaba no lo describiré, basta con decir, que había muchos como el que ya habián pasado por el trance.
Se acercaba con su caminar acostumbrado, el daría la última vista, pidió que lo colocaran correctamente sobre el piso para ver su tamaño; no pude evitar sostener mi respiración, el hizo lo mismo y sin saber ¿cómo? parecía de repente muy pequeño, no se hizo esperar su veredicto, confirmó lo que pensé, y de estar practicamente condenado, pasó a ser libre, el profesor dió media vuelta, y el regresó a su tamaño natural, no pude reprimir la risa, esta vez, su cola si se movía de alegría.
Entre toda la emoción, alguién levantó la mano y preguntó si podía llevárselo a casa, será nueva, pero te acostumbrarás pensé, mientras lo acariciaba.
Se fue como vino cargadito, está vez con un destino diferente, hay quienes sin saberlo poseen estrella.
Vaya manera de empezar el día, sentía que lo movian, y de pronto se encontró en un patio, un poco de agua y una soga al cuello.
Caía una fina garúa, había descansado muy poco y estaban llevándolo a otro lugar, esta vez, veía el camino, el aire soplaba frío, pero el agradecía poder disfrutar del viento.
Lo esperábamos, había tardado mucho, pero llegó con lo acordado, se retiró y lo dejó, no podía dejar de mirarlo, sus profundos ojos giraban en todas direcciones; nadie se animó a tocarlo, ponían todos los pretextos conocidos, así que sin esperar mas lo cargué suavemente, podía notar el latir de su corazón asustado, quería explicarle que todo terminaría rápido, que el dolor no llegaría, pero me sentía inútil para esa tarea, solo deseaba salir corriendo con el, e irnos lejos.
Por fin llegamos a la parada final, el se sentó y me movía la cola, pero no era por alegría, había una razón mucho más profunda, inexplicable.
Debía ser evaluado, y pasó muy a mi pesar la primera vista, el volvió a mirarme, me agaché y le dijé cerca a su oreja: lo siento, creo que lo entendió, pues miró el suelo, el horrible espectáculo que nos rodeaba no lo describiré, basta con decir, que había muchos como el que ya habián pasado por el trance.
Se acercaba con su caminar acostumbrado, el daría la última vista, pidió que lo colocaran correctamente sobre el piso para ver su tamaño; no pude evitar sostener mi respiración, el hizo lo mismo y sin saber ¿cómo? parecía de repente muy pequeño, no se hizo esperar su veredicto, confirmó lo que pensé, y de estar practicamente condenado, pasó a ser libre, el profesor dió media vuelta, y el regresó a su tamaño natural, no pude reprimir la risa, esta vez, su cola si se movía de alegría.
Entre toda la emoción, alguién levantó la mano y preguntó si podía llevárselo a casa, será nueva, pero te acostumbrarás pensé, mientras lo acariciaba.
Se fue como vino cargadito, está vez con un destino diferente, hay quienes sin saberlo poseen estrella.
martes, mayo 12, 2009
Tráfico
Aunque la foto invite a muchos debates, sobre el transporte público en nuestra ciudad, densa, desordenada, apurada y muchas veces hostíl, la verdad no pensé en eso cuando quise publicarla, ese tópico será tocado en otra ocasión.
La gente de la foto no solo se ve estresada, sino también perdida, hay días en los que uno despierta así, sin saber a donde ir, que carro tomar, cual será la mejor ruta, perdidos, luego de una retahíla de malos sueños, en tan pocas horas, las ganas que te sacan de la cama, no son el deber, no siempre, en algunas ocasiones es solo la inercia, pestañear una y otra vez hasta que el último sueño es descolgado de nuestra tele interior, en vano creemos que sus imágenes se irán para dejar paso a un nuevo día, muchas veces se quedan y su intermitencia nos agobia.
Crees haber llegado y por fin descansar pero las cosas no pintan bién, sientes la espiral, y estás dentro, cayendo; la moneda que me dieron en la mañana es falsa y recién lo veo ahora, maldita sea.
La noche y sus incesantes ganas de hacértelo todo más difícil, el sillón de la sala iluminado escasamente por las farolas de la calle, haciéndote ver mas lastimero, el sueño cobarde que le teme a tus demonios personales huye, y te encuentras desolado, observando la moneda a la luz naranja de fuera, que bién vendría el amanecer lleno de promesas, quizá no se cumplan, pero son promesas al fin y al cabo, igual ilusionan.
Y tu duermes, inundando el cuarto de sosiego, ellos duermen allá afuera, en sus casas, todos duermen, menos tu, la noche infernal ha sido reservada solo para ti.
jueves, marzo 12, 2009
jueves, febrero 12, 2009
Interminable
Un día más sin dormir, se decía mientras desplegaba las cortinas lentamente para no dañar las retinas tristes, la vista lo era más aún, vacío eterno, un gran terreno desértico.
Con parsimonia caminó al baño, aliviando en él la espera de los años.
El grifo abierto dejaba caer el agua fría, fría como tu aquel día, fría como la tarde en que te despediste con un beso en mi mejilla, con tus sueños envueltos en papel de regalo, ridículamente tierna, intensamente tierna, ¿porqué?. ¿Cómo se puede guardar la vida en un par de maletas?, se puede dijo en voz alta, ella lo hizo.
Caminó hacía la puerta, donde me encontraba situado en mi trinchera rodeado de la mesa y unas cuantas sillas, dispuesto a no dejarla ir, apartó con la mirada los obstáculos y se acercó con su caminar de gata elegante, torciendo la boca en un gesto de suficiencia que me volvió loco, la cogí del brazo, ella no me detuvo, la subí en la mesa y la hice mía, pude sentir que ella también lo deseaba, sin palabras, me miraba; aún ahora por la noche me despierta su mirada, no puedo alcanzar a decifrarla.
Transtornado aún la abracé lo más fuerte que su delicado cuerpo me permitió, la escuché suspirar, acomodó su cabello en un ademán rápido, igual que su ropa, como si nada hubiera pasado, se acercó lentamente y me besó en la mejilla, se abrió paso entre mi desesperación y la puerta, anduve sin pensar atravesando la sala, en dirección de nuestra ventana, la vista se me antojó inusualmente cálida, y el estofado aun borboteando salió volando a toda prisa por los vitrales, caía haciendo movimientos imposibles, la cacerola hizo un ruido sordo al tocar fondo, igual yo.
Con parsimonia caminó al baño, aliviando en él la espera de los años.
El grifo abierto dejaba caer el agua fría, fría como tu aquel día, fría como la tarde en que te despediste con un beso en mi mejilla, con tus sueños envueltos en papel de regalo, ridículamente tierna, intensamente tierna, ¿porqué?. ¿Cómo se puede guardar la vida en un par de maletas?, se puede dijo en voz alta, ella lo hizo.
Caminó hacía la puerta, donde me encontraba situado en mi trinchera rodeado de la mesa y unas cuantas sillas, dispuesto a no dejarla ir, apartó con la mirada los obstáculos y se acercó con su caminar de gata elegante, torciendo la boca en un gesto de suficiencia que me volvió loco, la cogí del brazo, ella no me detuvo, la subí en la mesa y la hice mía, pude sentir que ella también lo deseaba, sin palabras, me miraba; aún ahora por la noche me despierta su mirada, no puedo alcanzar a decifrarla.
Transtornado aún la abracé lo más fuerte que su delicado cuerpo me permitió, la escuché suspirar, acomodó su cabello en un ademán rápido, igual que su ropa, como si nada hubiera pasado, se acercó lentamente y me besó en la mejilla, se abrió paso entre mi desesperación y la puerta, anduve sin pensar atravesando la sala, en dirección de nuestra ventana, la vista se me antojó inusualmente cálida, y el estofado aun borboteando salió volando a toda prisa por los vitrales, caía haciendo movimientos imposibles, la cacerola hizo un ruido sordo al tocar fondo, igual yo.
martes, enero 27, 2009
30 D
Hace unos días ¡cumplí mi primer mes en casa!, ya dejé de despertar por la noche creyendo que todo a sido un sueño, que es producto de mi imaginación. Pero no, las cosas para mí han cambiado radicalmente, el día llegó y ya pasaron mas de treinta, su voz me susurra cada noche, y por la mañana tengo la alegría de ver su rostro en la penumbra y saber que aquella pesadilla noctámbula se esfuma con el calor que irradia.
Caminamos juntos por fin, con las botas de batalla, porque sé que vendrán aventuras y nuevos retos, de eso se trata de vivir y aprender de ellos...si las cosas cambian!!!
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